IV
La única certeza vacua que tengo de la farmacia y su existencia escaza es que en ella sólo se venden puros medicamentos vencidos para enfermedades futuras, pues aunque los síntomas son nítidos y se padecen con antigüedad, aún no existen los descubridores del malestar tal. Damien Hirst es un fraude. Y la lógica de los males es esa, no importa cuanta gente los padezca y contagie, no importa cuanta gente lo intuya, ni menos aún cuantos le hagan a la prevención porque antes y en nombre de la ciencia alguno tiene que descubrirse y nombrarse en ello para tratar. Haciéndose el espejo con la creación. Pero los medicamentos ya existen, están vencidos y se trafican en la farmacia en agua disuelta o algo así. Parecido quizás. Tal vez. No sé. En fin. Porque toda enfermedad sin nombre tiene sus medicinas sin nombre también. En un comercio libre de tratos, coimas y oligopolios. En un tráfico innombrable, sin dinero ni palabras. En una salud intratable más allá de los afiebrados laboratorios por donde las almas se redefinen. Justamente abajo en la ciudad yerma de las farmacias donde se amplifican los negocios por la tu vida, donde se conocen los nombres de las patologías por la tu medicina y los enfermos por el tu cuero de la resistencia. Aquellas que amplifican el campo de batalla sin la menor descripción de los tu síntomas. Esas, que simplemente ofertan a la vez que niegan el consumo de una pastilla, condenando una muerte a vida; como así también simplemente que niegan a la vez que ofertan la imaginación condenando la vida a muerte porque cuanto más se amplía el campo de la definición de una patología, más se afecta a los enfermos potenciales y más vasto aún será el mercado para los fabricantes de píldoras y cápsulas, según se le reza con Moynihan y Cassels o algo así. En fin, tal vez, para qué. Deleuze también es una farmacia, aunque lo peor está en sus farmacéuticos. Los epígonos del espejo multiplicado que se le hicieron. Sí. Parece. Tal vez. No sé. La salud entre la negociación y la riqueza. La enfermedad intratable también que así que se va en la fábula aquí. Insisto. Que ya no escribo en realidad. Reinsisto. Deleuze también es una farmacia, pero no aquella de San Bernardo 39 en Madrid. Deleuze también es una farmacia aquí, donde las medicinas están vencidas, por no decir muertas, pero las enfermedades ni tan futuras y ni tan enfermedades también. Que la vida se dilata como un agujero ni tan lejos de las ventanas que ya no tienen los laboratorios. Espejos. Que todo es biblioteca. Que ni tan vivas también. Que la escritura se ahonda como un microbio en la tu piel, como lombrices camuflando órganos en el mío cerebro. Que todo es un museo. Falsificando inventos de la salud. Que todo es un laboratorio. Vanidad y delirio.
Ricardo Espinaza (Concepción, 1981). Profesor de Español, Licenciado en Educación mención Español, Magíster en Literaturas Hispánicas y Doctor (C) en Literaturas Latinoamericanas por la Universidad de Concepción. En 2006 publicó su primer libro de poesía titulado Antologías y en 2008 integró el Taller de Poesía de la Fundación Pablo Neruda dirigido por los poetas Floridor Pérez y Jaime Quezada. Textos suyos aparecen en la revista “Trilce” de poesía y en la antología Sub-Treinta: muestra de poesía en Concepción, entre otros. Además, ha participado en diversos encuentros de escritores, coloquios, jornadas de investigación y congresos de literatura, en Chile y en el extranjero y ha publicado ensayos y artículos en libros y revistas especializadas. Así también, ha recibido el apoyo del Fondo de Iniciativas Culturales FAICC de la Ilustre Municipalidad de Concepción (2006), la Beca de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica CONICYT (2006-2010), la beca de creación poética de la Fundación Pablo Neruda (2008), la Beca de Creación Literaria del Fondo del Libro (2008) y la Beca del programa de Mejoramiento de la Calidad de la Educación Superior MECESUP para estancia de investigación (2009) y término de tesis doctoral (2010). Actualmente corrige los borradores de su tesis doctoral: “Hacia una concepción de poética traficante” y prepara la publicación parcializada de Parlantes, su segundo libro de poemas.
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