EYE IN THE SKY (2015)
Dirigida por Gavin Hood
El núcleo de la historia es interesante. ¿Hasta dónde está permitido incursionar en una guerra? ¿Hasta lo que proponen los militares o lo que deciden los políticos? La línea de lo moralmente aceptable se desplaza según los intereses de uno u otro bando. Los militares parecen más temerarios y los políticos actúan coartados por el miedo, no a derramar sangre inocente sino por el miedo a que sus acciones sean expuestas públicamente, en definitiva, temen asumir responsabilidades. Sin embargo, el director no asume riesgos y no se decide por ningún punto de vista. No deplora el actuar de los militares ni el de los políticos. Pareciera que los más humanos son los pilotos de los drones, que tienen reparos en asesinar niños, daños colaterales para los estrategas de la guerra. Toda esta incursión militar es orquestada a miles de kilómetros de distancia, por gente sentada en cómodas oficinas mientras monitorean el ataque a través de pantallas. Pero algo no funciona en esta producción británica, la historia parece forzada, con piezas colocadas con calzador por un guion algo obvio. Mucho más interesante el guion de “Good Kill” (2014) de Andrew Niccol (director de Gattaca y El Señor de la Guerra), donde un atribulado Ethan Hawke caracterizaba a otro piloto de drones, centrándose en su procesión interna, en su actuar cuestionable que lo lleva a problemas con su entorno familiar. Esta cinta tiene un punto de vista bien definido (el piloto de drones), pero más importante, esta última historia sí nos parece verosímil. Funcionarios anónimos de la CIA envían instrucciones para destruir objetivos a distancia, sin la participación de políticos, siendo mucho más cuestionables estas decisiones. En ambas películas las incursiones son para el supuesto beneficio de occidente, para evitar que esos grupos realicen nuevos actos terroristas. Ninguna de las dos propuestas establece paralelos entre asesinar a distancia desde un aparato no tripulado (a objetivos fuera del territorio) y utilizar bombas humanas (sobre objetivos dentro del territorio), a ambos guiones les falta imaginación, y en ambas subyace la idea de que los terroristas son los malos a pesar de los reparos al accionar de los occidentales.
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