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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

martes, 20 de diciembre de 2016

POEMAS DEL POETA CHILENO RODRIGO VERDUGO




SETENTAYOCHOAVO  ANUNCIO            

En memoria de Sergio Silva Robles

                                  “Dejemos pasar el infinito del desierto de atacama “
                                                                                                   Raúl Zurita


Una de estas tardes me dormiré a tu lado
Escucharemos que ocurre con el eco de los remolinos sobre las lámparas,
Sentiremos a la raíz escapar de la tormenta de los hombres
Nuestros huesos van a gemir un cementerio de rayos.
Estoy durmiendo a tu lado como sobre la madrugada de una pluma.
He llegado a olvidarme del agua,
Solo el sonido de las piedras es mi defensa
Cuando el cielo y la tierra siguen abriéndome heridas.
Una de estas tardes me dormiré a tu lado
Como si lo hiciera junto a una cisterna cubierta de luciérnagas
La caída del día y de la noche se cruzan por igual en tu garganta que muerdo rápidamente.
Estoy esmaltado por tu claridad cada vez más tremenda
Se queman las lanzas en las esquinas de todas las estrellas.
Nuestras bocas no pueden deshacer el nudo angustioso
Que somos como el fuego danzando con tu sombra,
Esmaltado estoy y lo veo
Esmaltado como todos los que mueren en las alturas.
Te dormiste a mi lado de repente
Te quedaste como esas torres oyendo una lluvia que no termino de caer
Se paralizaron los espejos, pronto se verá debajo de la muerte.
Quiero que un muelle de hormigas durante el recreo de nuestras sombras me lleve, oh me lleve 
Quiero que lleves esa lámpara hacia el castigo del mar.
Me dormí de pronto a tu lado,
Tus pechos tenían la agonía de la nieve
Oh mujer mía, que entrañaste los confines
Esta tarde escuchamos el mar y las violaciones que cuelgan de una flor
Todo lo que hicimos, lo hicimos durante el recreo de nuestras sombras.
Ahora pasan cerca de mi boca
Las luciérnagas que tienen el desvelo de tu carne
Cubren majestuosamente otra vez esta cisterna. 
Te dormiste de pronto a mi lado,
Un árbol cerró lentamente los ojos
Devolviéndole la sangre a todas las heridas.
Estoy esmaltado como los que mueren en las alturas
Quiero que un muelle de hormigas
Me lleve a esa caricia de estrella que pronto también tendrá tu frente.
Oh origen vas a calzarte otra vez estos túneles
O iremos con el sonido de las piedras como defensa
No habrán ya raíces ciegas sobre la tierra
La tormenta de los hombres será como la madrugada de una pluma.
Si mujer mía, haremos relampaguear a la larva
Esmaltaremos ese cementerio de rayos que gimen nuestros huesos
Haremos que los ríos escojan sus aguas.
Sigue esmaltándome, es lo que te pido
Para cuando ese muelle de hormigas me empiece a llevar
Quizás mañana uno de nosotros despierte
Y vea que uno de nosotros no esta
Mañana quizás te quedes como esas torres
Oyendo una lluvia que no termino de caer.
Mañana quizás algo ocurrirá con el eco del remolino sobre las lámparas
Mañana quizá un jardín volverá al paraíso
Me dormiré a tu lado cualquiera de estas tardes
Si, cualquiera de estas tardes
Pero tú no dejes caer la cascara del sol
Sin antes haber visto debajo de la muerte.




CIENTOTREINTAYTRESAVO  ANUNCIO     

     En memoria de mi bisabuelo Rafael Silva Barbosa  Y de su casa de calle República                

Cuando todo esté descocido, caerán las últimas estrellas
Una reserva del amanecer nos nimbara entre las azucenas
Un poco de barba azul me aparecerá
Cuando vaya a ver cómo están construyendo mi cripta,
La cripta que yo mismo he mandado a construir
Como una réplica de lo que es mi palacio.
Todas sus ventanas dan al poniente.
En noches de tempestad el delirio cuelga del cielo
Grandes llamaradas suben a proclamarse
La tierra y el mar quedan en tinieblas,
Tinieblas que a esa hora tienen nuestra misma edad
Revolotean palomas hinchadas
Sobre alguien que quiere comprar purificación con monedas de fuego
Algunos libros se queman solos dentro de las madreselvas
Todas sus ventanas dan al poniente
Le dejo una azucena a orillas de la cama y me voy
Me ausento días, meses y años
Regreso de improviso y ahí está abriendo la sabana
Mostrando solo las rodillas,
Oh sus rodillas que mantenían día y noche las intimidaciones del mar
Hace mucho tiempo, también una mucho más joven que ella
Me abrió la sabana, por unas cuantas monedas de fuego
Sus pechos eran como palomas hinchadas
Oh juventud mía, quien iba a creer que esta noche
Vendría de la cifra como caballo ciego,
Teniendo la misma edad que esta tiniebla,
Y que engendraría a un hijo,
Un hijo que luego se dedicaría a correr
Y a gritar como un bisonte por las calles
Gritaba y gritaba hasta enronquecer,
Le aparecía un poco de barba azul en el pecho 
Entraba a la casa del numismático,
Entraba a los restaurantes a volcar las mesas
Llegaba al bosque a encontrarse con el cuerno,
Nos llamaba enronquecido
Yo nunca digo si regresare pronto o no
Las veces que voy a supervisar la construcción de mi cripta
Siempre hay detalles que escapan
Lo que si ya está listo, pues fue lo que primero se contemplo en su diseño
Fue que todas sus ventanas dieran al poniente
Contemple también que debía estar rodeada de madreselvas
No tantas madreselvas como las que hay en los patios de mi palacio
Y donde exactamente a estas horas, según mi reloj de oro con cadena
Ella debe estar gimiendo venenosamente
Paseándose en camisa de dormir
Las ventanas del palacio se han empañado
Ella queda perdida en medio de una tierra y un mar en tinieblas
Se escucha un revoleteo de palomas hinchadas
Suena mi reloj de oro otra vez
He pasado toda la noche aquí,
Y sin embargo falta la ventana del último piso y la cúpula
Alguien está comprando purificación con monedas de fuego
Se va disipando la niebla, ella ama lo desdibujado que queda todo después
Ríe y se desnuda en medio del jardín, gime venenosamente para sí y dice:
“Ah, a cuantos hombres les abrí la sabana, ellos vieron mis rodillas,
Se arrebataron ante las intimidaciones del mar,
Se quemaron solos como libros bajo una madreselva,
Las cenizas de cada uno de ellos se deslizaron entre mis pechos,
Palomas hinchadas revolotearon en torno mío,
Llego él, me dejo una azucena al borde la cama”
A lo que él mirando por una de las ventanas de la cripta responde:
“Con ella mire por primera vez hacia el poniente,
En nuestra luna de miel abrió lentamente la sabana
El invierno ancló entre sus piernas
Fue el delirio que colgaba del cielo, todo el día,
Fueron las intimidaciones del mar, toda la noche
Grandes llamaradas subían por sus pechos a proclamarse, cenizas bajaban al amanecer”.
Ahora también es noche de tempestad
Y sigo aquí supervisando la construcción de mi cripta
Algunas estelas que falta poner, quizás algún otro detalle,
Oh hijo mío, ¿donde estas?,
Haz sonar el cuerno, desde donde quiera que estés
Hazte un bosque de vapor para ti solo,
El amanecer es la otra vida de las estatuas
Quiero escucharte remecer las calles con tu carrera de bisonte
Alguna vez te quemaras como un libro debajo de las madreselvas
Sigue la tempestad,
A ratos veo como se iluminan por dentro algunas ventanas recién construidas
Pareciera que tu estas ahí, con tu camisa abierta,
Tu pecho cubierto ahora de abundante barba azul
En la sala de numismática, investigando la procedencia de unas monedas de fuego
Dándonos vuelta la mesa a la hora de la cena
Corriendo y gritando como un bisonte por el patio
Llenándose el cuerno con una niebla cuya edad jamás quieres llegar a cumplir
Jamás estar detrás de las vidas como un bosque atormentado
Jamás pedir un deseo lanzando una moneda de fuego a la fuente.
Jamás caer como una moneda en las dimensiones marchitas
Jamás venir desde la cifra como caballos ciegos
Falta construir una sola ventana, la ultima para terminar
También cuando hice construir mi palacio demoramos en hacerla
Esa ventana es difícil de construir,
Es la del último piso, justo donde está la cúpula
A ese piso subíamos solo en año nuevo
Piensa hijo mío en tu madre, toca el cuerno intemporal
Ahí está tu madre, todo su cuerpo es la reserva del amanecer
Que te nimbo desde que estuviste dentro de su vientre,
A mí me siguió nimbando todas las noches de tempestad
Al despertar yo le dejaba una azucena al borde de la cama
Ningún mejor asidero para la tiniebla de mi edad
Por ahora os prometo que apenas se construya esta última ventana
Vamos a subir los tres
A mirar como caerán las últimas estrellas
Ya una vez que todo este descosido en el mundo
Ya una vez que todo este descosido entre nosotros.

1 comentario:

shom obbet dijo...

muchas gracias por su aporte...me gustaría conocer mas a este poeta...