Luego
de meses por fin logro meditar aunque sea cinco minutos. La mente es brava
cuando los ciclos concluyen, es momento de remover el chip e imaginar un
futuro. El presente aciago lo resolveré a partir de una personalidad
incipiente. Cambiar es la única salida para afrontar esta vida que devora a
cada instante.
Los
eventos del pasado constituyen el combustible de este presente destructivo. Las
voces arrecian e insultan sin contemplación. Desprecian a este ser humano
incapaz de valorar su historia. Reniego de los primeros pisos, mientras el
edificio amenaza con derrumbarse.
Mi
consciencia sintoniza con imágenes acumuladas a través de las décadas. El cine
ha sido la fuente de información que permite viajar a distintos lugares en
diferentes momentos. Sensaciones que reinterpreto, historias de derrotas ajenas
que hago propias y le dan sentido al pasado.
La
mente comienza a reconstruirse a partir de ese inconsciente colectivo afianzado
por más de un siglo. Deseo escribir sobre historias de cineastas que admiro y
en ese instante de meditación me encuentro planificando un libro de cine. Joker
será el primer relato, un ser despreciado que encuentra en la violencia la
única salida. La misma de Alex en La naranja mecánica, muchas veces la
respuesta ante el fascismo. Esa violencia también será la desesperación de un
replicante del futuro. La gente desplazada revelará ante un mundo injusto. Los
reformatorios llenos de niños vulnerados por adultos que destruyen sus
aspiraciones. La pobreza engendra estos malestares y muchas veces las
instituciones ofrecen apenas un camino paternalista. La dignidad pisoteada y un
Estado que no da oportunidades sino migajas, una educación que perpetúa la
pobreza y unas ayudas estatales que sólo sirven para apuntar a esos
vulnerables.
Surgen
las anomalías, los asesinos en serie que encarnan nuevos jokers. Los sueldos
miserables engendran seres humanos sin anhelos, gente al margen de la sociedad
que pide a gritos pertenecer, quemar para refundar, quizás la violencia los une
tras un propósito. No sólo el que evade impuestos brega contra un futuro
humanizador, también el que destruye edificios impide que tengamos lugares de
encuentro.
Los
grupos identitarios deberán luchar con fuerza para que se escuche su voz, pero
destruir al adversario no parece ser el camino. La burguesía los negará y se
encerrará tras sus iglesias, rezar no hará frente al estallido social de las
calles. La violencia concertará nuevos acuerdos de las clases dominantes. Un
nuevo orden pondrá fin a los levantamientos y la clase popular sacará la peor
parte. La historia tras las guerras de la humanidad. Los ricos sacando
beneficios económicos de los conflictos, mientras los pobres reconstruyen a
partir de los escombros.
Protestar
contra el poder es un derecho, por eso los políticos deben anticiparse al caos
y dictar leyes que corrijan el rumbo. La democracia hay que cuidarla, siempre
será más fácil destruir el orden imperante, discurso que se vende con
facilidad. El político deberá lidiar contra la corrupción de las empresas y de
los organismos estatales mediante leyes que impidan los abusos. Debe luchar por
no sucumbir al poder del dinero. Acercarse a los pobladores no desde los
posgrados universitarios, sino desde la empatía. Ponerse en el lugar del otro
en vez de anhelar convertirse en salvador. Recordar no es sólo memoria
histórica y hacer justicia por las víctimas, también es reconocer el camino
andado, valorar el esfuerzo que miles de personas hacen por levantar
instituciones que velan por la libertad, la justicia y la dignidad necesaria
para que los ciudadanos transiten hacia un mundo donde puedan aportar su
granito de arena, esa dignidad que no se compra con un bono, el espacio que
tiene cada ser humano y que nadie podrá pisotear.
Hablemos
de cine podría titularse.
Mientras lo estoy escribiendo ya puedo meditar diez minutos. La elección de
películas refleja una concepción de mundo, unos primeros pasos para hablar de
un futuro hipotético. Requerirá de lectores a los que mis palabras hagan
sentido y ese esfuerzo va reparando mis neuronas dañadas por la depresión, le
dan una vuelta de tuerca a un pasado hasta hace poco irrevocable.
El
libro tendrá múltiples corrientes narrativas. En el cine chileno aparece ese
Valparaíso de la nostalgia, a la vez que una fábrica de pobreza que no respeta
moral. El Chile donde las clases sociales se mantienen segregadas y en donde
unos optarán por hacer desaparecer a los que piensan distinto. El país que no
recuerda a sus caídos y donde la justicia tarda en llegar.
Los
amores imposibles tampoco coinciden con los eventos de la historia. La religión
dividirá a la sociedad y los amantes. El fanatismo podrá ser religioso o
político, esa mezcla que puede llevar a regímenes totalitarios, donde el
control de las familias será un objetivo deseable. Una familia que podrá
invocar al infierno y llevarnos por el camino de la muerte. Ese pilar debe
transmitir confianza y amor, pero también puede hacer del resentimiento una
poderosa arma.
Todas
estas ideas me dan nuevos bríos. De nuevo leo comentarios en los diarios y
anhelo volver al mundo de los libros. William Faulkner es una asignatura
pendiente, influenciará a muchos hacia su realismo mágico. Hará posible La
casa verde de Mario Vargas Llosa, aunque siempre suelo volver a Los
pasos perdidos. Alejo Carpentier fue el pionero. Imaginó una mujer
omnipresente en todo el espectro del tiempo, una manera de ver el mundo que da
sentido a los pasos de un hombre.
Meses
atrás de mi debacle, ya tenía otro proyecto. Pensamiento replicante será
mi cuarta incursión en el género cuento. La depresión y la locura como
detonantes de la soledad existencial, la huida delirante, el hombre navegando a
ciegas por carreteras tecnológicas. Los capítulos están escritos, sólo falta el
dinero y esa carencia destruye, inmoviliza y activa el desorden mental.
El
título hace alusión a la ciencia ficción, utilizada como estructura de acceso a
múltiples dimensiones del espacio–tiempo que permiten expresar de mejor manera
la complejidad humana. Rescata el espacio de la memoria como fuente inagotable
de imágenes e invocará el amplio espectro de las emociones humanas como una
forma instintiva de encontrar amor en el otro.
Lo
material y lo afectivo se fundieron en un sólo vacío. La anemia tampoco ayudó,
pero en definitiva conformaron un universo de tristeza que disparó mis
adicciones y para salir no conozco otro camino que escribir una salida.
Exorcizaré esas angustias en otro libro. Pensamientos delirantes no
tratará de ciencia ficción, será testimonio de un camino pedregoso, un
transitar hacia la oscuridad de mis miedos atávicos. Un espacio confesional
para echar fuera esos pensamientos que tanto hacen daño al no pronunciarlos en
voz alta. Traducir en palabras esos momentos donde la mente me transforma en un
inútil, donde las palabras son las únicas capaces de dar coherencia a conductas
desquiciadas.
Las
imágenes son crudas y hacen inútil conmover a los jurados. Los fondos de
cultura patrocinan ideas políticamente correctas, con pensamientos de izquierda
bien definidos. Cualquier otra postura carece de interés para los evaluadores.
Obviamente no puedes hablar en contra de la violencia del estallido social y
mis problemas son egoístas y no constituyen un aporte al discurso imperante.
Esa idiotez de que la cultura es patrimonio de la izquierda y todo el que
piense distinto hay que censurarlo en esta era de la cancelación.
Tendré
que recurrir al formato digital.
Para
Pensamiento replicante necesito lucas y el libro de cine no calificará
dentro del género ensayo. Ya encontraré patrocinadores. Lo primero importante
es que saqué de adentro cosas dolorosas, una en clave política y otra a partir
de eventos del pasado. Dimensiones diferentes que no tienen por qué permanecer
ocultas tras un brote esquizofrénico.
Para
las emociones a flor de piel construí Pensamientos delirantes, veinte
relatos desgarradores que tendrá que esperar otro año para su edición impresa.
Un libro digital parece una buena idea, esas emociones tienen que ver con la
actualidad y cómo mis pensamientos se disociaron al no ver una salida.
If
you have time to waste
An
open mind and a time to choose
You
mind take a look
Or
you can read me like a book?
Coleccioné
discos de Iron Maiden en mi juventud. Sus letras son parte de mi pasado.
Todavía no se restaura mi cerebro del todo y he logrado meditar hasta veinte
minutos. Todo un avance, no sólo mental sino también espiritual. Supongo que
escribiré una historia para cada canción de este grupo inglés, una buena excusa
para seguir escribiendo.
Debo
salir de este trance. Me habré transformado en otra persona, pero ya estoy
acostumbrado. Ese mover la roca me hace un digno discípulo de Sísifo. Cada
episodio esquizofrénico deja exhausto, pero hasta el momento siempre he
reescrito la ruta. Tengo tantas personalidades a cuestas, quizás la única vía
para no desfallecer y volver a mirar con esperanza.
Escribir,
escribir y escribir. Rutina dignificante que saca adelante, que da una nueva
perspectiva y permite vislumbrar un horizonte.
La
espiral recorre mi cabeza y depura mis emociones.
Por
fin estoy en paz.
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