Un
mes ha pasado sin una gota de alcohol, un par de cafés me tensan de nuevo. La
agorafobia no es tal, aunque vagar libre por las calles acelera el pulso. Hoy
es un día asombroso, pero igual desciendo al subterráneo. Busco cerveza,
lamentablemente ya no funciona el filón inagotable. Pido un shop Kunstmann, las
cañerías limpias hacen que el sabor no esté contaminado. Estoy disfrutando y
otra cerveza irá calmando mi impaciencia. En la mesa contigua se sienta una mujer
que sabe perfectamente qué ordenar. Segura de sí misma, le pregunto algo no tan
ingenioso, la idea es no asustarla. Espera a su cita de Tinder, pero parece
interesada y me da su teléfono. Llega la pareja virtual y entabla una conversación
a la que no presto oídos. Tengo esperanza de que no quede en nada, pero ya voy
por la tercera cerveza.
Esta
anemia no cede y la falta de hierro altera mi sueño. Sufro de insomnio crónico
y si no fuera por la Quetiapina estaría delirando. Mi dormir se ha vuelto
liviano y los sueños no parecen flotar sin tiempo. Son recuerdos recurrentes de
ese amor de hace años. Fuimos amantes, luego marido y mujer, pero esa ancla a la
supervivencia la sacrifiqué por mi culpa. No puedo echarle la culpa a la esquizofrenia,
simplemente cedí al miedo de perder la cordura por completo. La amaba, pero el
miedo a perderla me hizo transitar por malos pasos. La depresión deja la vida
en suspenso, sin millas por delante, para avanzar no tuve herramientas, los
psiquiatras me dieron fármacos que funcionan sólo en momentos de bonanza.
Comienza el problema de la toma de decisiones, ya no hay tiempo para dudas ni
lamentos. El miedo hace que esas decisiones rayen en lo descabellado y me
pregunto en qué punto dejé de ser humano.
Los
sueños son pesadillas infinitas de ideas inconclusas, los únicos que disfruto
son los que dictan la dirección de un nuevo escrito. Al plasmarlo en papel esos
deseos quizás se conviertan en realidad. La resaca me hizo dormir quince horas
y al menos en las seis últimas fui consciente del trascurso del tiempo. Es
extraño que los sueños tengan unidad de medida, el resultado de la anemia que
hace difícil soñar de verdad. La falta de oxígeno es interesante al escalar una
montaña. Observas el glaciar, pero ese aire viciado por la altura resalta una
apabullante naturaleza. Desciendo desde los tres mil metros corriendo por esos
senderos junto al acantilado. Debo imprimir velocidad a los pasos antes de que
anochezca. Si no llego al campamento a tiempo me congelaré durante la noche.
Al
correr el miedo deja de importar, quizás por eso me animé a conversar con esta mujer
empoderada. Resulta extraño que busque pareja en plataformas digitales, la
verdad no me la imagino sola ningún fin de semana. Me complican las citas
porque prefiero ser honesto y mi vida siempre la afronto de manera arriesgada.
Las mujeres captan cuando se puede confiar en un hombre y mi pasado resulta
doloroso incluso para el psicoanalista. Dicen que el amor no es para los locos,
pero enamorarse es dar un salto al vacío. La escritura le ha dado propósito a
mi vida y cada libro ha sido una expiación de pecados. A veces no serán
historias constructivas, pero describir el antiguo camino ayuda a definir la
ruta futura.
Wouldn't you like to know the truth
of what's out there to have the proof
and find out just which side you're on,
where would you end in heaven or in hell?
Estos
sueños infinitos son un ejercicio de ensayo y error. Navegan entre la idea de
una profundidad sin tiempo y en querer dormir más horas. Requiero de otro mes
para asentar emociones y poder disfrutar de la libertad. Mirar el futuro como
percibo en los ojos de esta mujer, tomándose un trago mientras llega su match.
Consulto el celular y veo huellas de maltrato. Funciona a la perfección, pero
la cubierta está dañada. Así me siento cuando voy a hacer un trámite. De
caminar pausado y al hablar denoto racionalidad. Lo que desconocen es que paso
períodos donde las emociones desaparecen y debo extremar mi intelecto. Un ave
no puede volar con sólo un ala. La electricidad en mi oreja izquierda y ese
miedo a que las voces vuelvan a entorpecer mis pasos. Miedo a que las
alucinaciones no sólo sean espejismos, sino una realidad que se impone y obliga
a cambiar de personalidad para seguir avanzando, para correr hasta que el miedo
ceda y pueda otra vez caminar tranquilo por las calles.
Prefiero
otros sueños que se hacen realidad. Escribir más libros y compartir tiempos que
transcurren de verdad. Tengo un software con código malicioso y vislumbro pocos
años por delante. Una ruta llena de curvas que tras los años he aprendido a
conocer, aunque me gustaría muchas veces desandar los pasos. Pienso en el
boxeador de John Ford, el hombre tranquilo que huye de su pasado. No
tuvo la culpa de que su contendor muriera en el ring, tampoco le importa el
dinero que obtuvo en su profesión. Simplemente no quiere matar a otra persona y
vivir sus días junto a una familia. Requiere de las palabras que traduzcan esa
alegría de compartir una cena a medianoche. No las plasmará en libros, pero sin
duda colmarán su alma.
Save me from torturing myself
even within my dreams.
Los
golpes de la vida sirven para avanzar con valentía. Voy en la quinta cerveza y
mis esperanzas vuelan por los aires. Parece que la conversación de los Tinder ha
ido viento en popa. Pido la cuenta y abandono el lugar, subo a la superficie
donde arrecia la confusión. Las calles son peligrosas en estos tiempos de
democracia mal parida. Recorro el camino pedregoso para escribir de unos sueños
que tardarán en llegar. Nunca seré un hombre tranquilo, no iré por la vida
matando oponentes, pero a veces si les deseo algún mal. Son sueños infinitos,
no puedo negarlos mientras duermo intranquilo, una idea destructiva termina y
otra mejor dejará traspasar la luz. Un sueño primero, luego las palabras y por
fin podré alcanzar ese infinito.
I'd like to think that when I die,
I'd get a chance another time.
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