Poemario
Insurrección de Heliópolis (2020)
Mi
nuevo libro trata sobre experiencias de vida, la mayoría de ellas realmente maravillosas:
el nacimiento de mis hijos Amaru y Luis, mi desarrollo como antropólogo, conocer
la verdad sobre el caso de mi Padre después de 40 años de impunidad, la
adopción de la Matria espiritual cusqueña… Pero todo el multiverso de una vida no
cabe en un libro. La poesía es un espacio de creación que se expande como Big
Bang trascendente. Por ello hay en las páginas que leerán mucho de historia
americana. La poesía posee naturalmente una faceta social. En el Cusco yo me he
sumado al esfuerzo de muchos estudiosos talentosos, hombres y mujeres, que
continúan profundizando en la herencia patrimonial y cultural del mundo andino.
He recorrido la tierra, los cielos y los astros. He escrutado el pasado
considerando la sustancia humana en medio del tejido biológico marcado por la
tutelar Cordillera de los Andes. He soñado, he alucinado, me he liberado. He
cruzado la bruma y el eclipse, con toda su carga inquietante y reveladora. De
esta experiencia me nació un amor que es para siempre: el Cusco, su historia,
su pueblo, su ethos en el tiempo y en el espacio. También he sufrido los rigores
de la vida. No todo ha sido ideal ni totalmente pacífico. Pero al experimentar
el miedo o el dolor más me he enraizado en esta tierra inmortal. Me he vuelto
un Qosqoruna más. Y ver crecer aquí a mis hijos ha sido mi total realización,
el triunfo del Sol Invicto. Por ello canto al Inca Rey y a su pueblo, al campesino,
a los antiguos caravaneros, cazadores, navegantes, mitimaes, al escritor de los
siglos coloniales, como al Inca Garcilaso de la Vega, y a otros de nuestra
época republicana como César Vallejo. Mi poemario hunde sus raíces en la
fertilización del suelo materno. No he creado esto solitariamente, uno no está
solo en el mundo: he sumado en este poemario el trabajo de Edwin Chávez Farfán,
Royer Capcha Quejías y Rodolfo Sánchez Garrafa, y el Ayni conseguido ha
originado una mejor producción simbólica. En cuanto a Santiago de Chile, lo
mismo reivindico a mi familia sanguínea, comenzando por mi Madre y Hermano,
modelos humanos que me esfuerzo en seguir. Me remito a mi crianza en barrios
obreros, bajo el signo de las décadas de 1970, 1980 y 1990, las luchas por la
vida, la libertad y la democracia, por los Derechos Humanos. Recurro a mi
pertenencia cultural y política, a mis raíces indígenas, a mi amor por el sur
del país natal, a mis influencias literarias y poéticas. En fin: a mi
convencimiento de que el pueblo chileno ha logrado triunfar para construir un
futuro mejor. De todo ello hablan estos poemas solares. Y más aún porque logré
terminar mi último libro: Pensamiento, memoria e identidad (2020), un grueso
trabajo sobre historia andina. Yo espero que este poemario sea benévolamente
recibido y leído con curiosidad. Quizás nuevos lectores también gusten de este
estilo de escritura que es esperanza del lenguaje y pensamiento humano. La vida
es poesía. Y la poesía es vida. Alimento espiritual.
Bajo la Bóveda (ii)
ME RECUESTO en la hierba, mezclándome
con la tierra, con el aire,
sedándome con los sonidos que emanan de toda la vida musical
de las montañas de los Andes del sur.
Percibo claramente aquel misterio y observo su caleidoscópica luz
en el cielo púrpura del atardecer.
En mi interior se reúnen todos los animales mitológicos,
todas las fuerzas de la naturaleza,
para un magistral concierto de voluntades e instintos.
Por el bosque se abre un sendero que nunca he recorrido
pero que ahora quiero recorrer y comprender.
Las hojas crepitan bajo mis pies
dejando suavemente un rastro tenebroso de recuerdos.
Desde la fronda
me observan furtivos ojos de ofidio.
Bandadas de aves cantan.
Muevo las ramas y cruzo el pantano,
bajo la mirada anciana de la luna creciente.
Respiro profundo y exhalo la niebla que llevo en el pecho.
Ya es medianoche: el frío hiela la sangre.
Aparezco en un claro de este bosque.
Detengo la interminable caminata.
Me resguardo para pasar la noche.
Enciendo una fogata.
Se alzan las reverberaciones del fuego.
El elemento danza frente a mis ojos
produciéndome dicha y satisfacción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario