Place de St. Sulpice
PLACE DE SAINT SULPICE
(París, 8 de noviembre de 2015)
Los
cuervos gritan
en la
cabeza de los obispos
y un
muchacho llora desconsoladamente.
Los
cuervos rompen la quietud de aquella tarde,
perforan
esos cuerpos, derraman esa sangre,
¿será
que ya no tienen su corazón, su canto?
Yo no sé
si el mundo ha muerto
o estoy
soñando infiernos que son interminables.
[CAE EL SOL]
Cae el
sol, la luna llora.
Tránsfugo
de mi en otra vida
Busco
soledad y encuentro muerte.
MEDITACIÓN PEQUEÑA
El aire
trae flores
y yo
traigo desgracias.
No puede
ser el mundo
tan leve
ni mediano.
No puede
ser la vida
tan sola
ni tan triste.
El aire
trae flores.
Yo busco
mi desgracia.
TARDE DE DOMINGO
¿Qué
quieren de mí?
¿Qué
buscan en mí?
La niña
de las palomas
encuentra
donde están las piedras
y los
amantes se juntan, se abrazan,
se van.
Aún así
no entiendo lo que pasa.
Si el
humo de mi cigarrillo
ahuyenta
despedidas
o el
mar, que ya no está
golpea
todavía en mi ventana.
¿Qué
quieren de mí entonces
El
horror de mi vicio,
el hedor
de mi cuerpo?
Ya no sé
si vivo pero el paso de los años,
la
deslealtad de los muchachos
me hizo
sordo, me hizo ciego.
Y nada
más, ya más, por cierto,
nada
más, mi muerte mía,
mi
muerte presagiada
que
espero en el silencio,
que
busco en el consuelo.
1 comentario:
Profundos palabras. Me gusta ese "autoanálisis", aunque sea ficción. Un beso al poeta querido.
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