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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

domingo, 13 de febrero de 2022

SELECIÓN DE TEXTOS DE "PRESENCIA DE LO EFÍMERO" DEL POETA PORTORRIQUEÑO DAVID CORTÉS CABÁN




PROBLEMA DE PERSPECTIVA

 Entonces este poema es un desorden?, le pregunté al poeta mayor. Cierto, explicó: “la máquina de coser debe ir en la esquina y el pavo real debe estar en el centro”. Sentí que existía un problema de perspectivas. Había pensado que el pavo real estuviera en la esquina y la máquina de coser en el centro. La perspectiva no lo es todo pensé, además la máquina de escribir está debajo de la mesa y debería estar sobre la mesa donde he puesto la máquina de coser. Es posible que el poeta mayor haya confundido la máquina de coser con la de escribir y el pavo real quedara al fondo, detrás de la mesa. “De ningún modo”, advirtió el poeta mayor: “cada elemento deber ir en su sitio, para que el espacio y la máquina de escribir puedan divisarse sin interferencias”. “Comprendo”, dijo el poeta menor: “¿pero ¿dónde colocamos al pavo real?”

 

¿HAS ESCUCHADO LA LEVE BRISA?

 Pero quién soy para que la lluvia deje de cantar, y que cante otra vez mientras estoy ausente. Miras la distancia después del primer amor, después del último acontecer. Los pájaros son humo sobre el cristal, nada más el humo y el brillo sucesivo del silencio sobre las ramas. Habrás escuchado tú, amigo mío, la voz más luminosa mientras sigo corriendo y abro mi corazón. Mientras el trino del ruiseñor sube por mis ojos no he podido olvidar el leve suspiro sobre la rama dorada. Tu corazón cruje cuando la primavera lo resucita y finge echar alas. Vuelas y finges ser amado. Todo canta para ti y para los que perdieron un gran amor. Los otros no conocen cuando tu corazón salta al vacío. En la orilla del cántico el abedul ilumina el jardín y el humo traspasa las constelaciones fatigadas. ¿Quién se aleja cuando la luz te lleva hasta el final? ¿Has escuchado la leve brisa? Caminamos cuando el río levanta la flor roja hasta el centro y resplandeces en el mismo lugar, más lento, más lento hasta brillar en las sombras como si el amor fuera a acontecer.  

  

VOCES QUE NO TIENEN EDAD

 Cae el peso de la soledad. El país se va con las casas. Los árboles se vacían de los árboles. La noche regresa en la noche. La luna gira y desaparece.  Tu imagen también desaparece. La mujer que vi correr por el parque está en otro lugar. Los pájaros vuelven a las ramas. La ciudad es otra y es la misma. El fulgor corona las alas del gorrión. El gorrión se aleja, su garganta llena el vacío. Me canso de caminar y estoy en el mismo lugar. Quiero regresar y no sé a dónde. El hombre de la esquina se ríe de mi forma de ser. Miro a la señora que me dijo adiós. Vuelvo a saludar a la mujer y me alejo. He regresado y mis pasos siguen distantes. No siento el peso de la realidad. Mis vecinos tampoco la sienten.

 

NO MERECEMOS TANTA LUZ

 No pensar en la luz a pesar de la angustia. La luz se introduce en el cuerpo. El amor clama por la luz. Hay quienes fingen no ver la luz. La luz rompe el velo y brilla revelando lo que somos. Caemos traspasados por la luz. Caminamos cerca del fin, estamos protegidos por la luz. Quisieras irte pero te detienes frente a la luz. Quienes caminan ven la misma luz. Los ciegos ven la luz y suspiran. Hay otro espacio donde la patria es la misma luz. Imaginas que la luz está al comienzo, está al final. Apóyate en la luz. Cubre tus ojos para ver luz. Algunos han estado en el fondo sin la luz. La luz jamás se desvanece. Lo que es sombra es lo otro, lo que está fuera de la luz.

 

MIRO EL PAISAJE

 La luz muestra tu cuerpo. No lo muestra para engañarte. Cualquiera que sea tu destino no lo sabremos. ¿Cuál es tu voz? ¿Soy el hombre que trae el clavel? ¿Quién está perdido? Estoy viendo pasar la vida y no sé interpretar lo que veo. Escucho el cántico de los pájaros pero no sé para quiénes cantan. Si me arrodillo todo es igual. Nada está fuera de lugar. Yo estoy fuera de lugar. Miro el paisaje. ¿Qué sentido tiene marcharse? ¿Qué sentido tiene regresar?

 

LA ESCENA

 ¿Cuál es la escena, qué es lo útil? Te pierdes un instante y eres el mismo. Eres lo que crees retener. Te sumerges en la primera sensación. No regresarás, le digo al otro. Estamos ausentes.  Imaginas que has llegado. Entonces ibas más lejos de ti. Cruzabas el puente y el puente te retenía en la orilla. A esta misma hora debes estar cruzando el otro puente. Es otoño y aún no es el fin.  Antes de posar el pie sobre el puente el viento te arrastra hasta la próxima impresión. Si alguien me preguntara qué veo no sabría decir cuál es la imagen. Trato de mirar el fondo del bosque pero la imagen desaparece.

 

LA PERSUACIÓN

 No vengas a persuadirme de lo incorrecto, le he dicho al monje que llora frente a mi puerta. En la habitación las verdades van cayendo en silencio. La habitación va perdiendo su luz. No hay nada de qué arrepentirse, dice el monje. Te aferras al mismo error. El gallo que cantó en la madrugada, ¿es el mismo que cantó la noche anterior? Cada mañana la luz traspasa los cristales y el paisaje brilla a lo lejos. Cuando pasa el gorrión a ras de tierra no habrá otro vuelo igual al suyo. ¿Dónde estoy ahora?, le pregunto al monje que se aleja sin entender mi lógica. No lo sabrás, amamos lo irreal.  

 

MIENTRAS PASA LA VIDA

 La vida pasa, las voces, los gestos, los deseos, las miradas, el amor, la soledad, el desamor, la vanidad, la dicha, las palabras, los caminos baldíos, la juventud, las voces, la ansiedad. El cantío de un gallo avisando que el tiempo se fuga. El amor dando de comer a la soledad cuando la vendedora de flores se ha marchado. El amor debe preguntar por el amor cuando caes derrotada. Al amanecer las flores como en un río flotante en medio del camino recorrido.  Ya no es solo el deseo de volver y recorrer las costas. Mirar la isla flotante en medio de la nada, en medio de la mañana blanca y rojiza más allá de las dunas. Nada pudo arrancar tu secreto mientras suspirabas. Detrás de la ventana las voces, tu presencia invisible encendiendo mi corazón. Nos inclinamos sin sentir el tiempo, más lejos del centro, aún con las flores, aún con el perfume. Es abril y la luna nace del resplandor de las nubes. Es primavera, es primavera y tu alma sigue errante bajo el leve misterio sin suspirar.

 

EL ANCIANO                                                                                 

El anciano llega hasta donde es posible caminar. Desde que partió el último visitante finge no estar solo. Alguien lo acomoda sobre la silla de ruedas. Sueña con el paisaje de la juventud. La muerte susurra: te amo desde la niñez vez. Las palabras son tan suaves que se desvanecen. En viento susurra:  “átame cuando me reconozcas”.  Oh patria, alguna vez estuve tan cerca de nunca perderte. Creo que no hay tiempo para el regreso. Sigo perdido en el mismo lugar. Lo que se desvanece no es real. Enciendo una luz para encontrarte y no puedo.

 

ES NAVIDAD

 Las palabras se vacían de la vida, tu cuerpo se vacía de tu cuerpo. Sabemos que fuimos amorosos. ¿Era invierno, era Navidad? La ironía de la vida haciéndonos invisibles. Tan lejos la estación de Navidad. Todo lo imposible parece posible. Cuando vi los árboles blancos de nieve me sentí cansado de la lejanía, y mi cuerpo siguió cayendo. ¿Qué sientes cuando eres el centro y no puedes moverte? Lo que ves no es jamás tu cuerpo, no es jamás la intención. Te asomas y nada cambia. Sobre la ramita de pino la nieve que cubre las alas grises del gorrión. Es navidad. La nieve sigue cayendo.

 




David Cortés Cabán nació en Arecibo, Puerto Rico, en 1952. Fue maestro en las Escuelas Primarias de Nueva York y profesor adjunto del Departamento de Lenguas Modernas de Hostos Community College of the City University of New York. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Poemas y otros silencios (San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña,1981), Al final de las palabras (New Jersey, SLUSA Editores, 1985), Una hora antes (Madrid, Editorial Playor, 1991), El libro de los regresos (Madrid, Editorial Verbum, 1999), Ritual de pájaros: antología personal 1981-2002 (Mérida, Venezuela, Colección de Poesía Ramón Palomares, Ediciones El otro el mismo, 2004), Islas (Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, C. A., 2011), Lugar sin fin (Ciudad de México, La Otra, Colección Temblor de Cielo, 2017) y, en ensayo: Visión poética en tres libros de Alfredo Pérez Alencart (Madrid, Editorial Betania y Hebel Ediciones, Santiago de Chile, 2017). Algunos de sus poemas han sido traducidos al italiano por el poeta Alessio Brandolini y el poeta argentino Gabriel Impaglioni, y al portugués por el escritor brasileño Antonio Miranda; otros han sido vertidos al inglés por los poetas Elizabeth Macklin, Pedro López Adorno, y el crítico y traductor Orlando José Hernández.

       David Cortés Cabán ha sido invitado a ferias internacionales de libros y festivales de poesía en Venezuela, Suiza, Colombia, Nicaragua, Puerto Rico, República Dominicana, México, España y Portugal. Sus poemas y reseñas literarias han aparecido en Puerto Rico y Estados Unidos, Latinoamérica y España. En 2014 la Universidad de Carabobo en Venezuela, le otorgó la Orden Alejo Zuloaga Egusquiza en el Festival de Poesía de Valencia. Y en 2019 durante el XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos que celebra todos los años la Universidad de Salamanca, coordinado por el poeta A. P. Alencart, recibió el título de “Huésped Distinguido” de manos del alcalde Carlos García Carbayo. 


 

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