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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 23 de febrero de 2022

TRES PELÍCULAS DE PEDRO ALMODÓVAR: CRÍTICA DEL ESCRITOR CHILENO ANÍBAL RICCI






 

CARNE TRÉMULA (1997)

Dirigida por Pedro Almodóvar

 

Una introducción magnífica, que marca la primera colaboración de Penélope Cruz con el director manchego. Es el Madrid de Franco, con calles vacías y la acción improbable transcurre al interior de un bus urbano.

 

La primera escena marca el nacimiento del protagonista, Víctor Plaza, que ya en democracia irrumpirá en la casa de una chica de clase alta, a la que conoció la semana anterior y con la que imagina un romance.

 

Elena Benedetti lo encara con un arma y se desatará un conflicto en que interviene la policía. Uno de los efectivos, David de Paz, rescatará a la rehén y recibirá un balazo en la espalda, quedando sin movilidad en las piernas.

 

Víctor terminará en la cárcel y cuando sale en libertad coincide con Elena en un funeral. Fue al cementerio a dejarle flores a Isabel, su madre que murió meses atrás, y planea reencontrarse con Elena. Las coincidencias hablan de cierta predestinación, aunque hay que reconocer cierta obsesión detrás del personaje principal.

 

David de Paz se ha convertido en un deportista paraolímpico, mientras desde la cárcel Víctor cimenta su odio viendo las imágenes de los noticieros, con música flamenca como telón de fondo.

 

La historia que nos plantea Almodóvar tiene que ver con la inversión de roles, donde los que parecen criminales no lo son tanto como los que están libres. Melodrama de giros violentos, enmarcado en una estructura de thriller.

 

El guion es enredado y lleno de eventos fortuitos, pero el espectador lo puede seguir con facilidad gracias a escenas bien urdidas. En una de ellas Víctor enamora a la esposa del amigo policía, ex amante de David. Mientras ha buscado trabajo en el jardín infantil donde trabaja Elena y la vida de los cinco protagonistas se entrelazará en escenas orquestadas bajo una sublime banda sonora.

 

El ahora marido de Elena, descubrirá que quién lo apuntó fue su compañero en venganza por haber seducido a su esposa Clara. Víctor apretó el gatillo, pero su dedo índice fue presionado por el policía Sancho.

 

David le confiesa a Elena su antiguo romance y ella reacciona ofreciendo su cuerpo a Víctor al sentirse culpable de su destino. Lo anterior provocará vuelcos en la vida de los protagonistas y el matrimonio de Sancho y Clara ya no conducirá a ninguna parte.

 

Pese a lo sórdido, Víctor tendrá un hijo con Elena y recordará el momento de su nacimiento en tiempos de dictadura.

 

Almodóvar deja de lado los personajes extravagantes y arma tríos de amantes que conducirán a destinos contrapuestos. Pese a las numerosas escenas de sexo, muy bien ejecutadas y que aportan pasión al relato, se trata de una cinta moralista donde habrá sucesos trágicos, aunque el director hará prevalecer el bien sobre el mal.

 

Melodrama muy erótico donde los policías intervienen en la trama, son los que gatillan los eventos desafortunados en vez de proteger a la gente. Las decisiones que tomaron entonces, un romance y un intento de asesinato, generarán desgracia en los personajes que no tienen maldad, Víctor y Elena, y el final esperanzador de un Madrid en donde nacer, en un país libre, ya no es motivo de vidas aciagas y de futuros inciertos.


MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS (1988)

Dirigida por Pedro Almodóvar

 

Carmen Maura vuelve a ser la piedra angular tras ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), pero esta vez se trata de un papel más brillante, que abraza la tragicomedia, con una veta indudablemente más divertida.

 

Desde los créditos adivinamos una cuidada puesta en escena en donde los elementos del cine almodovariano son más nítidos. El guion es lejos el más prolijo hasta la fecha, con excelentes parlamentos de los protagonistas, pero también de los importantes secundarios. Las historias de estos últimos están perfectamente justificadas y dan al reparto coral un trasfondo teatral.

 

Los personajes van confluyendo a un espacio único (el apartamento de la protagonista) donde nos encontramos con múltiples roles conversando sus respectivos puntos de vista y por contrapunto logrando pasajes realmente hilarantes.

 

El 90% de los papeles son mujeres y de uno u otro modo están sufriendo el abandono de sus respectivas parejas. Pepa es una actriz de doblaje que ha quedado embarazada y en un recorrido en primer plano de su cuerpo tendido en la cama entendemos que no está pasando por un buen momento.

 

Iván, su ex amante la rehúye y le pide que guarde sus cosas en una maleta. Pepa quiere comunicarle la noticia a toda costa, pero la incomunicación a través de mensajes en la contestadora está haciendo estallar sus nervios.

 

El sujeto se va de viaje con su nueva amante, mientras sus otras dos relaciones pasadas se celan entre sí. Es un mujeriego empedernido y no aguanta el conflicto. Prefiere dar vuelta la página y arremeter nuevas conquistas.

 

En las escenas de doblaje Almodóvar muestra su pasión por las películas antiguas y las voces se completan en ausencia ya sea de Pepa o de Iván, lo que da un tono melodramático a la separación.

 

Lucía representa a la esposa que ha enloquecido tras sucesivos engaños. Tras un tiempo en el psiquiátrico han ocultado la existencia de su hijo Carlos. Pepa se entera mientras husmea a la ahora ex esposa y dará la casualidad que Carlos intenta alquilar junto a su novia el departamento de Pepa.

 

Comedia de enredos donde un gazpacho adulterado con somníferos será el detonante. Candela, una de las amigas, se ha enredado con unos terroristas y cómo no, la policía irrumpe en el lugar preguntando por la llamada anónima.

 

La escena de Carmen Maura atravesando una calle desierta de Madrid nos impone una figura que desafía al patriarcado. Al principio está desesperada de su situación dependiente de Iván (su traje es el azul de la tristeza), pero los problemas de sus amigas y enemigas la irán despabilando para encarar una heroica irrupción en el aeropuerto con objeto de salvar la vida de Iván.

 

Pepa ahora luce un traje rojo y Lucía le vierte el gazpacho encima, todo en tonos furiosos. Se ha emancipado y asumido como mujer. En el aeropuerto se dará cuenta de que ya no siente nada por Iván.

 

Ya no querrá deshacerse de su piso con azotea y al regresar todo está desparramado menos ella que ha encontrado su centro.

 

La escena final en la terraza, en lenguaje distendido con la novia engañada por el hijo de Iván, aclara el punto. Marisa, mientras estaba adormecida, ha tenido un sueño erótico que la ha desvirgado y la verdad tampoco le importa que su ex novio haya hecho el amor con Candela.

 

Almodóvar ha crecido, sus planos ahora son limpios y cargados de colores contrastantes. La actriz Rossy de Palma asume una fealdad digna de Picasso y da un tono recargado a unos primeros planos notables.

 

El guion y las imágenes están bien equilibrados, una estética al servicio de un desparpajo que esconde un profundo mensaje político.

 

La película es un manifiesto feminista, donde las mujeres se empoderan y se hacen cargo de su sexualidad.

 

¿QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER ESTO? (1984)

Dirigida por Pedro Almodóvar

 

Este es el primer intento serio del director español por encauzar en un guion bien estructurado las excentricidades que serán marca de su cine. Y la apuesta le ha resultado de maravillas.

 

Si bien hay innumerables toques de humor, esta historia se enmarca dentro de una tragedia de corte feminista.

 

Es la historia de una mujer que subsiste a duras penas haciendo trabajos como asistenta en casas ajenas. Está casada con un taxista medio fascista y bueno para nada que nunca trae dinero al hogar.

 

La cinta inicia con una obertura circense que nos invita a un viaje felliniano. Unos personajes estrambóticos habitan esos gigantescos edificios viejos de Madrid, se respira la miseria.

 

Gloria es un personaje no tan querible, se la pasa trabajando y es adicta a las anfetaminas. La actriz Carmen Maura sostiene en todo momento el relato, mientras se interrelaciona con un hijo traficante, la suegra diabética que come puras magdalenas y unos vecinos muy peculiares.

 

Las interrelaciones entre estos personajes están bien urdidas, aunque subsiste el abuso del director por los gags cómicos que enredan la historia más allá de la cuenta.

 

La precariedad económica cruza todo el metraje y Gloria (la protagonista de la cinta de Sebastián Lelio -también llamada Gloria- es más de clase media, pero hay notables similitudes de edad y de lo frustrante que puede ser la vida de una mujer) deberá soportar los problemas de cada integrante de la familia y aguantar las rarezas de los vecinos.

 

Gloria reacciona instintivamente ante la agresión intrafamiliar y ese evento involucra a la policía. Las farmacias ya no le surten de anfetaminas y la familia saldrá huyendo fuera de esa tóxica comunidad.

 

La escena del balcón, con Gloria angustiada y sin propósito vital, realmente anuda la garganta del espectador. Carmen Maura personifica a una mujer ruda que parece preguntarse por qué le ha tocado tan duro en la vida, el título resume todo comentario.

 

Al final habrá un giro inesperado, que inyecta algo de esperanza. Pero la vida de esta mujer es una lucha constante contra la adversidad, sumida en un mundo machista que la ahoga a cada segundo.

 

Almodóvar no utiliza los colores habituales, es una cinta más gris y más cruda. El humor es ahogado por la realidad y el director se pone en los zapatos de estas mujeres abnegadas.


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