CARNE TRÉMULA (1997)
Dirigida por Pedro Almodóvar
Una introducción magnífica, que marca la
primera colaboración de Penélope Cruz con el director manchego. Es el Madrid de
Franco, con calles vacías y la acción improbable transcurre al interior de un
bus urbano.
La primera escena marca el nacimiento
del protagonista, Víctor Plaza, que ya en democracia irrumpirá en la casa de
una chica de clase alta, a la que conoció la semana anterior y con la que
imagina un romance.
Elena Benedetti lo encara con un arma y
se desatará un conflicto en que interviene la policía. Uno de los efectivos,
David de Paz, rescatará a la rehén y recibirá un balazo en la espalda, quedando
sin movilidad en las piernas.
Víctor terminará en la cárcel y cuando
sale en libertad coincide con Elena en un funeral. Fue al cementerio a dejarle
flores a Isabel, su madre que murió meses atrás, y planea reencontrarse con
Elena. Las coincidencias hablan de cierta predestinación, aunque hay que
reconocer cierta obsesión detrás del personaje principal.
David de Paz se ha convertido en un
deportista paraolímpico, mientras desde la cárcel Víctor cimenta su odio viendo
las imágenes de los noticieros, con música flamenca como telón de fondo.
La historia que nos plantea Almodóvar
tiene que ver con la inversión de roles, donde los que parecen criminales no lo
son tanto como los que están libres. Melodrama de giros violentos, enmarcado en
una estructura de thriller.
El guion es enredado y lleno de eventos
fortuitos, pero el espectador lo puede seguir con facilidad gracias a escenas
bien urdidas. En una de ellas Víctor enamora a la esposa del amigo policía, ex
amante de David. Mientras ha buscado trabajo en el jardín infantil donde
trabaja Elena y la vida de los cinco protagonistas se entrelazará en escenas
orquestadas bajo una sublime banda sonora.
El ahora marido de Elena, descubrirá que
quién lo apuntó fue su compañero en venganza por haber seducido a su esposa
Clara. Víctor apretó el gatillo, pero su dedo índice fue presionado por el
policía Sancho.
David le confiesa a Elena su antiguo
romance y ella reacciona ofreciendo su cuerpo a Víctor al sentirse culpable de
su destino. Lo anterior provocará vuelcos en la vida de los protagonistas y el
matrimonio de Sancho y Clara ya no conducirá a ninguna parte.
Pese a lo sórdido, Víctor tendrá un hijo
con Elena y recordará el momento de su nacimiento en tiempos de dictadura.
Almodóvar deja de lado los personajes
extravagantes y arma tríos de amantes que conducirán a destinos contrapuestos.
Pese a las numerosas escenas de sexo, muy bien ejecutadas y que aportan pasión
al relato, se trata de una cinta moralista donde habrá sucesos trágicos, aunque
el director hará prevalecer el bien sobre el mal.
Melodrama muy erótico donde los policías
intervienen en la trama, son los que gatillan los eventos desafortunados en vez
de proteger a la gente. Las decisiones que tomaron entonces, un romance y un
intento de asesinato, generarán desgracia en los personajes que no tienen
maldad, Víctor y Elena, y el final esperanzador de un Madrid en donde nacer, en
un país libre, ya no es motivo de vidas aciagas y de futuros inciertos.
MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS (1988)
Dirigida por Pedro Almodóvar
Carmen Maura vuelve a ser la piedra
angular tras ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984), pero esta vez se trata
de un papel más brillante, que abraza la tragicomedia, con una veta
indudablemente más divertida.
Desde los créditos adivinamos una cuidada
puesta en escena en donde los elementos del cine almodovariano son más nítidos.
El guion es lejos el más prolijo hasta la fecha, con excelentes parlamentos de
los protagonistas, pero también de los importantes secundarios. Las historias
de estos últimos están perfectamente justificadas y dan al reparto coral un
trasfondo teatral.
Los personajes van confluyendo a un
espacio único (el apartamento de la protagonista) donde nos encontramos con
múltiples roles conversando sus respectivos puntos de vista y por contrapunto
logrando pasajes realmente hilarantes.
El 90% de los papeles son mujeres y de
uno u otro modo están sufriendo el abandono de sus respectivas parejas. Pepa es
una actriz de doblaje que ha quedado embarazada y en un recorrido en primer
plano de su cuerpo tendido en la cama entendemos que no está pasando por un
buen momento.
Iván, su ex amante la rehúye y le pide
que guarde sus cosas en una maleta. Pepa quiere comunicarle la noticia a toda
costa, pero la incomunicación a través de mensajes en la contestadora está
haciendo estallar sus nervios.
El sujeto se va de viaje con su nueva
amante, mientras sus otras dos relaciones pasadas se celan entre sí. Es un
mujeriego empedernido y no aguanta el conflicto. Prefiere dar vuelta la página
y arremeter nuevas conquistas.
En las escenas de doblaje Almodóvar
muestra su pasión por las películas antiguas y las voces se completan en
ausencia ya sea de Pepa o de Iván, lo que da un tono melodramático a la
separación.
Lucía representa a la esposa que ha enloquecido
tras sucesivos engaños. Tras un tiempo en el psiquiátrico han ocultado la
existencia de su hijo Carlos. Pepa se entera mientras husmea a la ahora ex
esposa y dará la casualidad que Carlos intenta alquilar junto a su novia el
departamento de Pepa.
Comedia de enredos donde un gazpacho
adulterado con somníferos será el detonante. Candela, una de las amigas, se ha
enredado con unos terroristas y cómo no, la policía irrumpe en el lugar
preguntando por la llamada anónima.
La escena de Carmen Maura atravesando
una calle desierta de Madrid nos impone una figura que desafía al patriarcado.
Al principio está desesperada de su situación dependiente de Iván (su traje es
el azul de la tristeza), pero los problemas de sus amigas y enemigas la irán
despabilando para encarar una heroica irrupción en el aeropuerto con objeto de
salvar la vida de Iván.
Pepa ahora luce un traje rojo y Lucía le
vierte el gazpacho encima, todo en tonos furiosos. Se ha emancipado y asumido
como mujer. En el aeropuerto se dará cuenta de que ya no siente nada por Iván.
Ya no querrá deshacerse de su piso con
azotea y al regresar todo está desparramado menos ella que ha encontrado su
centro.
La escena final en la terraza, en
lenguaje distendido con la novia engañada por el hijo de Iván, aclara el punto.
Marisa, mientras estaba adormecida, ha tenido un sueño erótico que la ha
desvirgado y la verdad tampoco le importa que su ex novio haya hecho el amor
con Candela.
Almodóvar ha crecido, sus planos ahora
son limpios y cargados de colores contrastantes. La actriz Rossy de Palma asume
una fealdad digna de Picasso y da un tono recargado a unos primeros planos
notables.
El guion y las imágenes están bien
equilibrados, una estética al servicio de un desparpajo que esconde un profundo
mensaje político.
La película es un manifiesto feminista,
donde las mujeres se empoderan y se hacen cargo de su sexualidad.
¿QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER ESTO? (1984)
Dirigida por Pedro Almodóvar
Este es el primer intento serio del
director español por encauzar en un guion bien estructurado las excentricidades
que serán marca de su cine. Y la apuesta le ha resultado de maravillas.
Si bien hay innumerables toques de
humor, esta historia se enmarca dentro de una tragedia de corte feminista.
Es la historia de una mujer que subsiste
a duras penas haciendo trabajos como asistenta en casas ajenas. Está casada con
un taxista medio fascista y bueno para nada que nunca trae dinero al hogar.
La cinta inicia con una obertura
circense que nos invita a un viaje felliniano. Unos personajes estrambóticos
habitan esos gigantescos edificios viejos de Madrid, se respira la miseria.
Gloria es un personaje no tan querible,
se la pasa trabajando y es adicta a las anfetaminas. La actriz Carmen Maura
sostiene en todo momento el relato, mientras se interrelaciona con un hijo
traficante, la suegra diabética que come puras magdalenas y unos vecinos muy
peculiares.
Las interrelaciones entre estos
personajes están bien urdidas, aunque subsiste el abuso del director por los
gags cómicos que enredan la historia más allá de la cuenta.
La precariedad económica cruza todo el
metraje y Gloria (la protagonista de la cinta de Sebastián Lelio -también
llamada Gloria- es más de clase media, pero hay notables similitudes de edad y
de lo frustrante que puede ser la vida de una mujer) deberá soportar los
problemas de cada integrante de la familia y aguantar las rarezas de los
vecinos.
Gloria reacciona instintivamente ante la
agresión intrafamiliar y ese evento involucra a la policía. Las farmacias ya no
le surten de anfetaminas y la familia saldrá huyendo fuera de esa tóxica
comunidad.
La escena del balcón, con Gloria
angustiada y sin propósito vital, realmente anuda la garganta del espectador.
Carmen Maura personifica a una mujer ruda que parece preguntarse por qué le ha
tocado tan duro en la vida, el título resume todo comentario.
Al final habrá un giro inesperado, que
inyecta algo de esperanza. Pero la vida de esta mujer es una lucha constante
contra la adversidad, sumida en un mundo machista que la ahoga a cada segundo.
Almodóvar no utiliza los colores
habituales, es una cinta más gris y más cruda. El humor es ahogado por la
realidad y el director se pone en los zapatos de estas mujeres abnegadas.
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