«Habría
que preguntarse hasta qué punto el éxito de las cartoneras tendría que ver con
una moda, un deseo entre cierto sector de clase media de la sociedad de
participar de un movimiento alternativo o underground, interesándose más por el
fenómeno que por el texto en sí». 1
Johana Kunin.
«En
el mundo, hace mucho que dejamos de ser sólo esas ocho que fuimos al congreso
de Madison en octubre del 2009, las editoriales cartoneras seguramente seguirán
surgiendo en el mundo, como una opción a la industria editorial corporativa,
sin ser jamás competencia a la misma sino una manera diferente de ver el mundo
editorial. Eso sí, como editores independientes, debemos estar conscientes que
las formas y los medios de cada editorial, son diversos; para mantenerse, cada
cartonera depende de su entorno. Tomar ejemplo pero ser únicas, es el camino».2
Nayeli Sánchez
Desde principios del milenio no
hay un proyecto editorial que haya repercutido más en la escena latinoamericana
como lo han sido las Cartoneras. Pero, ¿de qué trata ser un proyecto cartonero?
En esta ocasión mis queridos lectores, me decidí a investigar una duda que he
tenido desde hace largo tiempo y de la cual no había encontrado una respuesta
clara. Para ello, entrevisté a todas las cartoneras que me fue posible en tres
meses para saber los puntos de vista individuales de cada editor
cartonero.Carton_Libros1Sabiendo esto, puedo decir que lo único que comparte
cada editorial cartonera con este nombre es que trabajan con el cartón para
hacer las portadas y contraportadas de sus libros, y párenle de contar. A
partir de ese único material, las ideologías, perspectivas, temas, estilos,
precios y objetivos en cada uno de estos proyectos son completamente dispares.
En un principio Eloísa Cartonera, fundadora de todo el movimiento en Argentina
en el 2001, se tomó el papel de colectivo y se enorgullece a la fecha de ser
inclusivo en sus propuestas, mientras que Aurelio Meza de Kodama Cartonera
propone que estas editoriales en su ideal deberían de ser «una sola persona
[que haga] todo el trabajo de una editorial cartonera, desde la concepción del
libro hasta su manufactura”. En su página principal, Eloísa Cartonera sólo
reconoce otras nueve editoriales cartoneras alrededor de América Latina, pero a
través de esta investigación puedo asegurar que hay cerca de cuarenta
editoriales cartoneras alrededor del mundo funcionando y produciendo libros hoy
en día. Muchas son cooperativas, y estas se excluyen ya que su trabajo no sólo
va en elaborar libros, sino en vivir juntos, trabajar para repartir como
comunidad y volver el proyecto cultural sostenible al poder participar para
fondos y demás ayuda financiera por parte del estado. Para unos, es la forma de
vida que los lleva a levantarse día a día, con una misión filantrópica de por
medio, para otros, una forma de emprender un negocio de moda que no necesita
mucha experiencia y recursos. Estos son los extremos de la escena editorial
cartonera, y existen todo tipo de editores en el panorama de por medio. El
negocio cartonero está en esta unión que no queda clara. Todos comparten el
nombre y tres acciones en común, juntar cartón, editar libros y hacerlos
disponibles al público, pero es todo lo demás lo que las difiere, desde su
punto de vista social, participación, distribución y temas a publicar, lo cual
significa que de no tener un método en común no habría forma de siquiera hablar
de un “movimiento”. Su identificación las debería de competer a algún perfil, pero
entre las cartoneras, no existe nada de eso. En México la mayoría de las
editoriales siguen el ejemplo de La Ratona Cartonera, que tiene sede en
Cuernavaca, ya que se reconoce como la primera en el país y la institutriz de
varios talleres más. La Cartonera Editorial que al igual es de esa ciudad vende
sus libros en la cafetería que está a escasos pasos de una librería, sin
embargo las dos editoriales no venden sus libros en el mismo lugar, por algún
tipo de discordia. Este ejemplo se agrega a mi visión de que en México los
proyectos de cartoneras siempre están a la vista de la competencia y son más
bien discriminatorios hacia las demás propuestas.Carton_Libros2 copia Miren
lectores, yo soy el primero en decir que mis artículos no son lo más objetivos,
y es que estos artículos siempre los escribo desde el punto de vista de un
fanático del medio literario y no tanto como un periodista del mismo. Para que
quede claro, mi conocimiento es empírico y las cosas que les cuento a lo mucho
tratan de demostrar que hay alguien que le interesa todo lo que está pasando
con la escena editorial. En las controversias entre editores, escritores,
libros apurados o mal hechos (yo no digo que este sea el caso) pero al final,
todos ejercicios de la labor del editor, las cuales sólo puedo criticar
esperando que se tome como un consejo y no como una ofensa. Lo que nunca me ha
gustado de las cartoneras (ya me excusé así que se aguantan) es que siempre dan
como ejemplo negativo a los conglomerados, editoriales de best sellers y a las
grandes librerías para justificar su trabajo. Yo nunca he visto este panorama
blanco/negro dentro de la escena editorial, donde uno puede ser el Fondo de
Cultura o el hijo de la vecina, y me parece una posición bastante inmadura el
no reconocerse como una editorial artesanal y ya, como hay muchas otras que no
son cartoneras y trabajan con mejores materiales, diferentes presentaciones, en
fin, haciendo el mismo esfuerzo que cualquier otra editorial y sin el aparente
apoyo de un “colectivo” internacional. Para los escritores también hay
diferentes reglas; en ocasiones las editoriales (como es el caso de Cartopiés)
no contemplarán siquiera publicar el libro si no hay una parte de la inversión
puesta por el autor, mientras que en otros casos se autofinancia el proyecto,
independientemente de si su valor económico concuerda con su valor cultural.
También me gustaría dar mi opinión respecto a que estos libros terminan siendo
muy difíciles de mantener en buenas condiciones, a pesar de los muchos
esfuerzos y práctica que tengan las cartoneras. El papel cartón no está
diseñado para fungir como portada de los libros, los usos de pintura como
acuarela humedecen y entorpecen su labor al tratar de leerlo, al ser cosido se
rompe fácilmente con la tensión, y al ser pegado consigue arrancar una de sus
lados con facilidad. El tiempo de vida de un libro cartonero puede ser muy bajo
dependiendo de la frecuencia con que este se lea. Yo sólo he sido dueño de un
par y puedo decir que mi experiencia siempre se ha visto limitada por la calidad
del papel y el grueso del cartón. Para los lectores también se encontraran
diversas formas de pago entre las diversas editoriales, desde Olga Cartonera
que se niega a poner un precio sobre un libro, dejando que la aportación sea
completamente voluntaria, hasta los quince euros (o cerca de los trescientos
pesos mexicanos) que cobra Cartopiés en el extranjero. Es irónico ya que, de
todo este proyecto que ha impactado tanto en Latinoamérica, la biblioteca que
mejor lo ha investigado y quien tiene mayor cantidad de ejemplares archivados
es la Universidad de Wisconsin. Ustedes pensarán que ante tanta crítica a mí no
me gustarían los libros cartoneros, pero difiero. Creo que la mejor manera para
trabajar este concepto de portadas originales y contribución del lector puede
ser a través de las libretas, y la Fantasma Cartonera de Querétaro tiene
diseños increíbles que bien podrías comprar en vez de tener una Moleskine como
todos los demás. Como su directora Nalleli Sánchez lo dice, «para mí una
libreta es un libro en potencia y tiene posibilidades infinitas, por eso digo
yo, que con el trabajo de mi cartonera, no hago promoción a la lectura, sino a
la escritura”. Otra editorial que encuentro estimulante en su visión cultural y
política es Pensaré Cartoneras, quienes hace poco pusieron disponible un libro
sobre Ayotzinapa y es gratuito para descargar e imprimir (incluyendo las
instrucciones de cómo hacer un libro). Tal vez, como apunta Olga de Olga
Cartonera, lo más importante es «[Valorar] el trabajo de todas, porque en las
diferencias (de títulos, de temáticas, de técnicas, etc.) se amplía el círculo
y se abren todas las posibilidades”. Existe una teoría sobre la difusión de
innovaciones que habla concretamente sobre el ejemplo que quiero dar con las
cartoneras. Como mencioné, en Argentina empieza todo y son estos los
innovadores, al encontrar un concepto básico y de fácil interpretación para su
situación económica y social. Como escribirían en la Biblia, al ver que todo
esto era bueno llegan los primeros seguidores, donde la influencia de la
primera idea aún se puede discernir. Con las entrevistas que realicé me di
cuenta de que ya existe una mayoría precoz, donde la comunicación con los
innovadores ha perdido su presencia en pos de una mayor audiencia. Estoy seguro
que en algunos años entraremos a la mayoría tardía, en dónde la idea de un
colectivo se descarte de la formación de editoriales, y más bien se convierta
en una actitud DIY para editores primerizos y pedagogos.Carton_Libros3 copia
También puede que encuentre un nicho en la juventud por su nueva forma de poder
escribir y hacer un “diario”, con eso que está tan de moda libros como Wreck
this journal y El diario de Greg. Sólo tiro unas ideas al aire porque los
mismos editores cartoneros no saben a dónde va parar todo esto. De lo único que
están seguros es de que no quieren que pare pronto. Para los que gusten saber
más del tema, les invito a leer todas las entrevistas en su entera extensión
aquí.
[1] “Notes on the Expansion of
Latin American Cardboard Publishers: Reporting Live from the Field”. En Knesija
Bibija y Paloma Celis Carvajal (eds.). Akademia Cartonera: Un ABC de las
editoriales cartoneras en América Latina. (2009). Universidad de Wisconsin.
Págs. 31-52.
[2] La Cartonera. Una aventura
editorial: artística, artesanal e independiente. Revista web En el volcán
http://www.enelvolcan.com/julago2014/349-la-cartonera-una-aventura-editorial-artistica-artesanal-e-independienteJorge
Plata es director de Svarti Ediciones, pueden leer más de él en Citas&Quotes
oEstoyenelchisteequivocado.
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