Fallece
el poeta chileno Pedro Montealegre
por
Aldo Alcota
Texto
extraído de
“TENDENCIAS
LITERARIAS”
Trajo
a España la ardorosa pulsación de la poesía latinoamericana y chilena
El
pasado 10 de enero de 2015 fallecía en Santiago de Chile el poeta Pedro
Montealegre. Nacido en esa misma ciudad en 1975 y autor de poemarios como “La
Palabra Rabia” (Premio César Simón, 2005) o “Animal Escaso”, Montealegre vivió
durante más de una década en Valencia, ciudad en la que formó parte de la Unión
de Escritores del País Valenciano y a la que trajo la ardorosa pulsación de la
poesía latinoamericana y chilena.
Tú crees soñar el libro. Tú
eres soñado por él.
Edmond Jabés.
El pasado 10 de enero, fallecía
en Santiago de Chile el poeta Pedro Montealegre. Nacido en esa misma ciudad en
1975, Montealegre vivió durante más de una década en Valencia.
Su paso por esta ciudad fue potente
y crucial. Allí es parte de la Unión de Escritores del País Valenciano. Se hace
conocido y colabora en varias actividades animadas por el desaparecido Café El
Dorado y la Librería Primado. Pedro trae a España la ardorosa pulsación de la
poesía latinoamericana y chilena. En cada recital donde participa, en cada
libro que publica, se revela ese latido.
En Chile pertenece a la llamada
generación de los noventa junto a Javier Bello, Alejandra del Río, Damsi
Figueroa, Marcelo Pellegrini, Andrés Anwandter, Gustavo Barrera o Alejandro
Zambra. Bello define a este grupo de poetas como “‘peregrinos’, ‘caminantes’,
‘navegantes’, ‘argonautas’ y, por sobre todo, ‘náufragos’”, quienes aparecen
con la llegada de la democracia.
Escribir, dejar paso al empuje
de la palabra, su furor, su consternación, preguntas, respuestas, voces que
despiertan la realidad dentro de la realidad, imágenes y la contorsión de sus
detalles, territorio en movimiento. Un manto hecho yacimiento. Hecho discurso.
Obsesión de la palabra y su temblor junto a la lluvia. Caen versos como dagas
en el espacio blanco. Heridas. Desborde sonoro del misterio. Agitación del
margen.
Trayectoria
en España
El análisis de Antonio Méndez
Rubio sobre la poética de Pedro Montealegre resuena como una gran certeza: “Más
que el poema-río se trata del poema-remolino, que es algo bien distinto (¿no?):
se traga a quien se descuida, y está como rogando ese descuido en la lectura;
su voracidad, como la del lobo de las fábulas infantiles, no tiene límites, por
eso es verdadera”.
En 2005 gana el Premio César
Simón de Valencia con su libro La palabra rabia (Editorial Denes). Al año
siguiente, publica El hijo de todos en las Ediciones del 4 de agosto de
Logroño, donde también han publicado Antonio Fernández Molina, Enrique Falcón,
Luis Antonio de Villena y Eduardo Milán. Después viene Transversal en 2007;
aquél es editado por Rocío Cerón en México.
En 2010 participa en una velada
poética realizada en Madrid y lee junto a otros chilenos que viven en la
península como Juan Soros, Marcela Parra, Julio Espinosa… Aparece Animal escaso
de Ediciones Idea, colección Atlántica dirigida por Ernesto Suárez. La pobre
prosa humana es la última obra de Pedro divulgada en España (2012), bajo el
sello de Amargord, Colección Once, animada por Víktor Gómez y Javier Gil. A
propósito de este libro, Guillermo Cano Rojas enfatiza: “que su poesía sea
hiperbólica es posible por el registro teatral en el que los asuntos dramáticos
de la existencia ordinaria conviven junto con otros asuntos banales”.
Su nombre aparece en varias
antologías y es importante destacar Doce en Punto, Poesía chilena reciente
(1971-1982), recopilación realizada por Daniel Saldaña París y publicada en
2012 por la Dirección de Literatura, UNAM, México.
Vuelta
a Chile
Después de su regreso a Santiago
de Chile mantiene siempre el contacto con sus amistades valencianas, y en
noviembre de 2014 presenta con Javier Bello el libro Poemas a la intemperie de
Begoña Pozo (Libros La Calabaza del Diablo), en el Estudio Panal.
De sus conversaciones literarias
resplandecen los nombres de Paul Celan, René Char, Blanca Andreu, Edmond Jabés,
Giannina Braschi, Pier Paolo Pasolini, Pablo de Rokha... Dibuja y pinta al
igual que el leonés Juan Carlos Mestre (Premio Nacional de Poesía 2009, al que
le une una gran amistad) y Lucebert (poeta y artista holandés del grupo CoBrA,
muy admirado por el chileno).
Pedro convierte sus lápices de colores
en danzarines resplandecientes, derviches en trance. Los peces mastican los
rayos del sol.
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