...El estrépito encoje, el canto agranda...
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
*
BAJO EL CIELO DE LA NOCHE PARTÍAN ESOS BARCOS HACIA DONDE NUNCA IREMOS; RECONCILIANDO AL MAR CON LOS VIAJEROS, CON LOS GRITOS DEL MARINO QUE EN NADA HAN CAMBIADO DESDE QUE ULISES ABANDONARA ITACA.
Por la piel, pesadamente, este verano
cae ronco, enfermo entre los dedos,
impune hasta los pies avanza.
Pero el aire del océano es la cura,
el clima de boreales y meteoros
vistos al azar en la cubierta
habrá de refrescarnos la nostalgia.
La ciudad se ve pequeña y nos creemos
que un incendio al fin la ha consumido,
abriendo cada puerta con el miedo,
cada casa vulnerada por el grito.
Mejor es alejarse, abandonar,
dejar el muladar donde crecimos:
No hay amor que se resista continuando
el duelo de las noches sin huida.
*
TODOS RECUERDAN A SUS MUERTOS: ES EL DÍA DE DIFUNTOS. HOMENAJEANDO A PADRES, A HERMANOS, A LOS HIJOS, MIRAN HACIA EL CIELO ENTRECORTADOS,
FRUNCIDOS LOS CEÑOS HACIA ARRIBA, UN PUÑADO LLORA FRENTE AL MÁRMOL.
No puede ser destino, ni voluntad siquiera,
tampoco la ley de los más viejos.
En una larga fila de difuntos
puestos uno a uno sobre otro,
jamás alcanzaremos su ventura.
Estamos en esta tierra solos,
ni Dios nos acompaña en esta tarde.
Queremos morirnos de una vez
y así encontrarnos todos en la fiesta:
porque fiesta habrá de ser seguramente,
fiesta acalorada del demonio.
*
DESCUBREN SU DESEO POR LAS NOCHES. LOS PERROS VAN LADRANDO Y ELLOS GRITAN. NADA LOS DISTINGUE NI SEPARA. ES EL SUEÑO, EL PERFUME, LA DESGRACIA, DEL CRUEL DERRAMAMIENTO EN EL PLACER.
Queremos perpetuar la descendencia
del líquido vertido en el vacío,
queremos deshacernos para entonces
abrir aquella herida deslumbrante.
Nada nos detenga en el impulso,
en la fiel cabalgadura emborrachada;
otros ya bebieron, vaya ahora
el turno de los muertos sin simiente.
Otros al destierro, al pan, la lluvia,
nosotros al desgarro, a la tortura
del húmedo en agraz sometimiento.
*
ARROPADOS, ENJUTOS, ABIERTOS EN SUS OJOS LOS HUESOS DE LA PENA, MÁS QUE UNA MIGAJA DE LA MESA, MÁS QUE EL SUSURRAR DE MONEDAS Y SU LEPRA, ESPERAN UNA VOZ QUE EMPIECE EL CANTO.
Esa luz que agita el mar en esta noche,
las heridas que reclaman, los fragmentos
de viejas pasiones enlutadas;
la seca tos de alguna enfermedad,
todo eso no bastara para irse,
para así partir al fin hacia lo oscuro.
Ya se acabará este castigo:
saldremos del confín de las letrinas,
del húmedo rincón, de los desiertos
nocturnos de las calles desgajadas.
Haremos una fiesta sin venganza,
sin mártires, ni pan, ni sacrificios;
haremos que los gritos de los niños
inunden -sus chillidos- el paisaje.
No puede haber más iras ni condenas:
Regresan poderosos a este barro.
*
ABARROTADO EL TREN DE LOS INSOMNES, DE LOS MUERTOS, DE LOS COTIDIANAMENTE ENFERMOS, MIRAN SIN MIRAR LAS HORAS; OYEN SIN OIR EL RITMO, LA EXTRAÑA JUVENTUD QUE NUNCA HA SIDO, LA PÚTRIDA VEJEZ ADONDE LLEGAN.
El trabajo hará libre a los esclavos,
el trabajo saciará aquellos sueños,
el trabajo dignifica y ennoblece,
el trabajo con vigor de una sonrisa.
El trabajo de amoníaco y vinagre,
el trabajo de Caín, de Abel, de Adán,
el trabajo de la cruz y la condena,
el trabajo del sudario, de la esponja.
El trabajo de los Hércules y Aquiles,
de David y Goliath, de aquel vecino
calvo ya de tanto hacer el gesto
de primate, de mandril, de mono enfermo.
El trabajo de animales en la feria,
el trabajo de las pulgas y de hormigas,
el trabajo como buey o como toro,
el trabajo del silencio sin derrota.
El trabajo de seguir en la batalla,
el trabajo sin amor en la pasión,
el trabajo que nos grita y nos escupe:
Todo eso sin descanso, sin dulzor.
*
UNA GRIETA ENCIENDE EL CUARTO A MEDIANOCHE. UNA GRIETA QUE SE CIERRA O QUE SE ABRE. UNA GRIETA POBLADA POR LOS SUEÑOS.
Todo ha de acabarse, hasta el susurro
del árbol en la tarde adivinada.
Sin más el corazón ya se detiene;
pasa la ilusión por estos ojos.
La cruel fragilidad, el desamparo,
los días y las horas, cada luna
vista en soledad, en el secreto,
todo se fulmina por un rayo
y así pensamos, hondos, en la suerte.
El fin, la paz, ese remanso,
aquello que quisimos con fervor
ha de hacerse realidad como un gran muro
donde chocan las miradas y el deseo.
*
PERDIDA LA CIUDAD Y NUESTROS PASOS: PERDIDOS EN EL LÍMITE DEL ASCO. UNA CALLE TRAE GRITOS DE MUCHACHOS Y LA NOCHE ENTONA CANTOS DE SIRENAS.
El humus de la tierra aniquilada,
el sórdido aletear de moribundos,
agua sin secreto ni murmullo:
pánico de herida insatisfecha.
Ojo que recorre cada pliegue
de piel o de tejido: ojo insomne,
desgarro de los huesos que tiritan
ávidos de huesos cazadores.
Vergüenza entre los labios calcinados
y hambre y sed y lúbrico gemido:
destrozo de las olas sin ventura,
rugido que acaricia con su trueno.
Amor que no es amor entre las yemas
del odio malparido por la muerte.
Figura fragmentada del delirio,
caída hoz de pena arrepentida.
*
SIN ODIO, INDIFERENCIA NI PECADO. SIN MARES QUE CRUZAR PORFIADAMENTE; AUSENTE LA BELLEZA DE LOS LABIOS: PERDIDOS EN EL HONDO POZO YERMO, SIN MIEDO NI DOLOR, SIN EL PLACER, SIN PATRIA NI VENTU- RA, NI DESGRACIA: SIN SUEÑOS QUE SOÑAR NOS DESCUBRIMOS CON LAS ENTRAÑAS SECAS EN LA TIERRA.
La ascensión es materia de los dioses
o de ángeles caídos que prosperan:
nosotros nos quedamos en el puerto
esperando algún navío que no vuelve.
Es la cruel esclavitud, la servidumbre,
la piedra que destroza nuestros dientes;
aquella única pasión entre montañas
de voces y espejismos desgarrados.
Lúcidos, huir de lo querido,
de la mísera porción de vida plena:
creer que la alegría nos devora
en un extraño rapto de avaricia.
Ninguna vana luz, ningún relámpago,
nada en el desierto: nadie aguarda.
La cárcel es la única morada.
*
LA ESCENA QUE REGRESA NOS PERSIGUE: VEMOS SIN MIRAR EL CATACLISMO. ALGUNOS SE REBELAN EN LO SORDO, PERO ESA CRUEL FOTOGRAFÍA NO PERDONA.
La torpe traición de los sentidos,
la seca despedida en el eclipse.
Pájaros que vuelan perseguidos
por pájaros perdidos a destiempo.
Ojos negros yertos de los muertos
líquidos del sol en la mirada.
(Un niño no detiene al universo,
tal vez lo desoriente algún momento,
pero aquel minuto exacto entre el delirio,
el llanto, el vals final, la sinfonía
de muros que se caen y el silencio
debiera meditarse con solemne
y único respeto a lo siguiente):
Leche derramada en la conciencia,
olor a podredumbre repetida.
Todo se nos queda congelado
en una llamarada de rencor.
*
EN LA NIEBLA O EN EL SOL, DESPREJUICIADOS. LIBRES DE CADENAS Y GRILLETES. ALEGRES DE VIVIR LA MUERTE ENTERA. ESTATUAS DE VACÍO VAPOROSO: PRESENCIA CONTENIDA, DESLUMBRADA.
Los fantasmas no persiguen a los niños,
no destierran ni condenan, no nos mienten.
Los fantasmas ya no lloran por el odio,
no construyen el rencor, no palidecen.
Se contentan con gemir, con una risa
que penetra las murallas, las ventanas.
No nos buscan ni nos llaman, no repiten
la absurda ceremonia del temor.
Los fantasmas son heridas que no cierran,
pensamientos huidizos de las noches:
Guerreros que regresan, no cobardes,
sueños despeñados sin amor.
*
LA FIESTA NOS HACÍA IMPERTINENTES. CÍNICOS, SEGUROS, TAN ALTIVOS, DESPRECIANDO LO POCO EN QUE CREEMOS Y LOS OTROS DESHOJANDO SUS MIRADAS, HACIA ATRÁS Y HACIA ADELANTE EN LOS RINCONES, SERENOS EN LA MÁSCARA DEL OCIO, PERPLEJOS DEL VACÍO QUE NOS LLENA.
Los fuegos de artificio: los adioses,
la lágrima perdida falsamente,
todo aquello con perfumes de París
o con perlas cultivadas en el odio.
La locura de beberse los espejos,
de brincar por candelabros y molduras;
la pasión en la derrota de los sueños
y los ángeles caídos en la sopa.
Nada de cartón, ni el escenario
de bailes y canciones desterradas,
nada desalmado ni en desorden
en el perfecto engaño de la noche.
Sólo una ventana abierta al mar,
a aquella realidad tan desolada,
incómoda o abrupta, tan prosaica
de olas que revientan con más ira.
Un paso de fox-trot, de tango viejo.
Un vals de despedida al más allá.
Algo que nos saque de esta vida
poblada por fantasmas que no chillan,
desnuda de emociones. Sin sabor.
*
ENTRE EL RITMO Y EL DEMONIO DEL RELOJ, EN LA CRUEL DESOLACIÓN DE LO BALDÍO, DETRÁS DE LAS MONTAÑAS DE CONCRETO, EL MAR POR FIN SE QUEDA DETENIDO; EL MAR YA NAUFRAGADO EN TANTOS AÑOS, EL MAR, TESTIGO INMENSO DE LA MUERTE.
La música del mar desde la tierra,
el óxido de sal que no corroe,
los ángeles, las olas, el estruendo
de todo lo pasado en un instante:
el círculo de fuego, las palabras,
el gesto que acaricia sin venganza,
lo inútil, el espacio, aquellos gritos,
la marcha de los pies sobre la arena.
La insólita belleza de la calma,
el largo aliento quieto del silencio,
las horas del que vuelve con sus redes
llenas o vacías de esperanza.
Ciudades en la orilla que enrojecen,
bajeles, naves, remos que lo cruzan:
comercio de los ojos deslumbrados
y ávido rencor, envidia, llanto.
Historia de la historia que resuella,
que entonces es ahora y es mañana;
olvido que desangra en sus confines
bebiendo la memoria de sus pasos.
El ojo que lo mira, el ojo inquieto
habrá de ennoblecer su huella pura.
Nada ha de morir en este canto:
La música del mar descubre el tiempo.
(A Drago Štambuk)
*
MIENTRAS TANTO PREGUNTAMOS AL VACÍO, AL AGUA, A LAS MONTAÑAS, A LAS NUBES. MIENTRAS TANTO, TIRITANDO, PREGUNTAMOS:
¿Y dónde la aventura en el regreso
del hábil navegante por la aurora,
de harapos mal vestido, en el delirio
de celos y de perros que lo aguardan?
¿Dónde el cuerpo firme y la belleza
de verse ante el espejo sin pudor
desnudo por los ojos de la carne,
desnudo por los dedos que delatan?
¿Dónde la secreta oscuridad,
el rítmico compás de los sudores;
dónde el cielo raso de la pena,
el agua del sediento al fin hallada?
¿Y dónde van los ríos de la muerte,
dónde la palabra que se escapa,
dónde el resbalar de las mareas,
dónde tras la duda, la respuesta?
¿A dónde los secretos del desierto
ajeno a las congojas pasajeras;
a dónde van entrando aquellos vivos
yermos sin coraje, sin aliento?
El aire despedaza los objetos
en un silencio ronco de cuchillo.
*
Y TODAS LAS SEÑALES NOS ACUSAN, LOS SELLOS OLVIDADOS NOS DELATAN. QUISIMOS LA SOBERBIA COMO ESPADA Y EL FRÍO EN LA RIQUEZA EN VEZ DE ABRIGO: LA MUERTE FUE LA ALIADA EN LA BATALLA.
La semilla muerta en la estación primera,
los signos de las nubes caídas hacia el mar,
un árbol desangrado en medio de la calle
y casi todo hueco, vacío, sin pasión.
Las húmedas praderas del antediluviano,
el sopor secreto de mártir impotente;
ceguera de la lluvia roída en el estío,
tierra de difuntos que no descansarán.
Pájaros e islas violetas, deslumbradas,
ciudad del imposible carnero en sacrificio,
tiempo rencoroso, estéril, sin ventura,
niños despeñados de leche avinagrada.
Avidez del oro que compra el desamor:
Pérdida segura del tibio arrobamiento.
Voces que no llaman, oídos que no escuchan.
Llanto y sólo llanto de alondras derribadas.
Llanto y sólo llanto del cielo sin perdón.
*
TANTOS EN EL CIELO DESOLLADOS
DEL SOL ARREMETIDOS POR SU CARNE
EN EL SOMETIMIENTO DEL RECUERDO
Y DEL SILENCIO HUECO DE PALABRAS.
SIN REGRESO, TANTOS, SIN EXCUSAS,
ENVIADOS, REQUERIDOS, ASISTENTES
A TODA LA COMEDIA DESDE ENTONCES
ESCLAVOS DE UNA HISTORIA SIN FINAL.
Y TANTOS DETENIDOS EN SU SALTO,
EN LA CÓPULA Y EL LLANTO, EN EL DELIRIO
POR EL PLACER LLAMADOS IMPERIOSOS
AL SORDO SINSABOR DE LO PERFECTO.
NOSOTROS LOS MIRAMOS EN EL BRONCE,
EN LA CRUZ, EN LA MADERA O EN EL MÁRMOL;
NOSOTROS, ALIVIADOS POR UN RATO
CREYÉNDONOS SEGUROS: VIVA SANGRE.
NO BASTA CON EL RUEGO Y LOS LAMENTOS,
EL ÚLTIMO ADIÓS SIN CONTRICCIÓN:
COMO SI ENTONCES TODO SE OLVIDARA
NACIENDO UNA VEZ MÁS PARA LA MUERTE.
LAS CIUDADES ESTÁN LLENAS DE DIFUNTOS
PUDRIÉNDOSE EN ESQUINAS, EN LAS CALLES.
POR LA NOCHE LOS AFEITES NOS PERDONAN,
POR EL DÍA SE CARCOMEN LAS HERIDAS.
NADA NOS EXCUSA DE ESTE TRANCE
VACÍO, IRRENUNCIABLE, PERENTORIO;
SOÑAMOS CON SOÑAR Y SIN DESCANSO
LOS PASOS NOS DESANDAN LO VIVIDO.
ENVIAR MENSAJES SORDOS AL ESPACIO,
BEBER ALGÚN ELIXIR DE LOS DIOSES,
ROMPER CON EL PASADO DIARIAMENTE:
EL SUEÑO NO ES SINO UNA PESADILLA.
VACÍOS OTRA VEZ DE HUNDIR LAS MANOS
TOCANDO EL MAR, LA TIERRA, AQUELLAS PIEDRAS,
LA EXTRAÑA FRIALDAD DE NUESTROS DEDOS
PALPITA POR LA ESPINA ESTREMECIDA.
ÁVIDOS DE AMOR Y PROCREAR,
CREYENDO CON LA FÉ DEL DESAHUCIADO,
DE NADA NOS SIRVIÓ EL PENSAMIENTO,
LA AGUDA RISA NEGRA EN EL DESAIRE.
NO HAYA SOLUCIÓN ETERNAMENTE:
QUEDEMOS CON LA ESTÚPIDA PREGUNTA
DE AQUELLOS QUE FELICES YA NO VUELVEN.
SÓLO UNA COSA SÓLO Y POCO MÁS:
¿POR QUÉ LOS NIÑOS DULCES Y TRAVIESOS?
¿POR QUÉ MI CORAZÓN QUE GRITA Y VUELA?
1 comentario:
ávidos hasta la médula
en palabras y en hechos
en justicias y en venganzas
en todo y en nada
así dejamos existencias plsmadas
aplausos para usted
sus versos son magníficos, realmente ha sido todo un hallazgo su sitio
dejo enlazado su blog a mi blog (http://lichazul.blogspot.com) para no perder sus posteos, y felicitarle por la promoción de eventos dedicados a la creación poética
eso habla de su voluntad generosa para con los talentos que se abren paso en este andar literario.
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