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"Soy un bicho de la tierra como cualquier ser humano, con cualidades y defectos, con errores y aciertos, -déjenme quedarme así- con mi memoria, ahora que yo soy. No quiero olvidar nada."



José Saramago

miércoles, 23 de diciembre de 2015

DOS COMENTARIOS DE CINE DE ANÍBAL RICCI;"IN THE HEART OF THE SEA" (2015) Y "EX MACHINA" (2015)



IN THE HEART OF THE SEA (2015)
Dirigida por Ron Howard

Película que trabaja en dos niveles, la del escritor Herman Melville buscando la historia que lo redima de su vocación, y por otro lado, los hechos verdaderos que inspiraron la novela "Moby Dick" (1851). Hay un paralelismo entre la epopeya de Melville y las dificultades que abordó el Essex, ballenero que en 1820 se embarcó en la empresa temeraria de cazar ballenas para obtener el aceite que permitiría iluminar las ciudades de Nueva Inglaterra. Es una empresa heroica, a la vez que un negocio ambicioso para los banqueros. Recuerda al periplo de Ulises para volver a Ítaca, pero a la película le falta corazón (no reivindica al título) a pesar de ofrecernos imágenes bellísimas y un sonido y banda sonora sobresalientes. Es un relato de sobrevivencia y regreso aciago, al contrario del regreso triunfal del "Apollo 13" (1995) del propio Ron Howard. Si a esta última le sobraba tensión, esta nueva incursión resulta algo previsible y quizás demasiado formal en su puesta en escena. Se nos viene a la mente la fabulosa "Capitán de Mar y Guerra" (2003) de Peter Weir, donde se lucen las actuaciones y el ritmo narrativo a diferencia de lo que ocurre con esta cinta. El elenco es apropiado, pero Howard (esta vez) no logra el lucimiento de los actores. Los efectos visuales son increíbles y, junto al lenguaje náutico, nos sitúan como espectadores privilegiados de una empresa que desde un comienzo estuvo destinada al fracaso. La rivalidad entre los dos protagonistas, el primer oficial y el capitán, de distinta cuna, se desdibuja tan rápido que contribuye a emparentar la película a otras muchas de naufragios.

EX MACHINA (2015)
Dirigida por Alex Garland

El título quizás remita al latín "Deus ex Machina", que significa Dios desde la máquina, interpretación interesante que es insinuada por Nathan (profeta para los hebreos) y Caleb (explorador según la Biblia hebrea), protagonistas humanos de esta notable pieza de ciencia ficción. La película se plantea en un tono fundacional: la creación de la primera inteligencia artificial que supera la prueba de Turing y manifiesta una inteligencia propia y singular. Es curioso que de los labios de Nathan surja una frase proveniente del Bhagavad Gita, un texto religioso hindú, siendo que la película no plantea ningún dilema espiritual, es más bien fría y al final deja clara su intención. "En el sueño, en la confusión, en lo profundo de la vergüenza, las buenas obras del pasado definen al hombre", es una declaración de principios de Nathan, un genio programador de características narcisistas que cree fervientemente en que el fin justifica los medios. Contrata a un experto programador (Caleb) para darle una posibilidad de escape a su creación artificial (Ava). Esta posee instintos sexuales y Nathan espera que utilice el engaño, la astucia y sus encantos para confundir y manipular a Caleb. El novelista y director británico Alex Garland despliega un brillante guión, con diálogos inteligentes que abren interrogantes, y una puesta en escena notable en que alterna planos generales de la naturaleza con planos cerrados y claustrofóbicos del búnker donde Nathan experimenta con Ava y Kyoko, el otro robot. En algún minuto Nathan le insinúa a Caleb que si Ava fuera solo voz, ésta lo engañaría y pasaría por humana, un puente hacia "Her" (2013) de Spike Jonze, donde Samantha (sistema operativo) aprendía a velocidades insospechadas y adquiría un libre albedrío sin experimentar culpa. Algo similar ocurre con Ava, que de alguna forma se pone el traje de Rachel, la replicante del Blade Runner (1982) de Ridley Scott, imitación humana que carece de empatía, pero que tiene conciencia de su existencia. Los diálogos de Ava con Caleb manipulan al espectador en el sentido de hacernos creer que siente algo por él. En cierto punto pareciera que los humanos son maquiavélicos (aunque Caleb representa rasgos más humanos) y que los robots fueran los buenos y explotados. Pero en el fondo es la estrategia de Ava la que terminará manejando las acciones y el director se mantiene fiel a la nueva inteligencia que experimenta esta creación artificial. Las imágenes finales (excelentes planos fijos) muestran la técnica automática del pintor Jackson Pollock, dando a entender que Ava es una nueva conciencia, una cierta forma de arte genuina e individual. Ava escapa del búnker y se encuentra en un cruce de calles donde lo aleatorio del comportamiento humano le abre posibilidades infinitas.

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